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EN EL PUERTO
por José Francisco Pérez Alvarez
Macuspana, Tabasco.
Ahora siento que toda la vida he estado en el puerto, aguardando la salida de mi nave.
He visto partir muchas, pero ninguna era la mía. Ninguna satisfacía mis necesidades. Algunas eran muy grandes, otras demasiado pequeñas. Las conocí de un estilo demasiado complicado y sofisticado. Las demás, demasiado simples y monótonas. Incluso, hubo ocasiones en que el nombre de la nave era lo que me impedía abordarla.
Siempre he estado frente al inmenso mar que se abre ante mis ojos. Esperando..
He visto partir a muchos que también aguardaban. Algunos se perdieron en una terrible tormenta, otros en el olvido. Algunos, los menos, simplemente no regresaron. Los demás, vuelven de nuevo y reinician la eterna espera de la nave indicada.
Hoy me embarco. Mi nave es pequeña, nada complicada ni sofisticada; tal vez, hasta demasiado frágil y sencilla.
Pero es mi nave.Probablemente, en la primera tormenta naufrague; quizá nadie la recuerde nunca.
Me embarco porque lo que más me atrae de ella es su nombre:
“La esperanza”.
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